¿Quién dijo que Lola Índigo tenía límites? La artista dio inicio a su gira El Dragón este sábado en el WiZink Center de Madrid, con su tercer álbum de estudio, haciendo sold out. Una pista llena de gente y unas gradas abarrotadas de personas ansiosas por ver todo lo que la granadina había preparado para esta gira.

Juseph abrió el espectáculo y calentó el ambiente con canciones como Muchoperro y Chamaquita, entre otras, para lo que estaba a punto de suceder. Pero a las 21:30 horas, la artista apareció en el escenario, dispuesta a superarse a sí misma. Protagonizando una perfomance en la que simulaba cómo nacía del huevo de un dragón, llegaba AN1MAL, Para olvidarme de ti y Diskoteca.
«Buenas noches Madrid, ¿cómo estáis? Así que esto era hacer un sold out….», decía saludando a más de 16.000 personas y recordando que la última vez que llenó el recinto era con La niña. «Fue un poco menos sold out porque había COVID (…), aunque fuimos las personas más felices del mundo. Todo el equipo sabemos lo que vale esto y os queremos dar las gracias por esta noche», compartía agradeciendo también a todo su equipo hacerlo posible. Entonces Lola intercaló los singles de su último álbum con algunos de sus clásicos. Con el micrófono en la mano, llegó el turno de Turismo antes de que una Belén Aguilera espectacular entrara en acción para ponerse La tirita. No solo el baile fue lo que Lola Índigo preparó con ímpetu, también fue el juego de luces que aparecieron sobre el escenario.
Después de Toy Story y de sacar a La niña de la escuela, unas llamas de fuego nos anticipaban que era el momento de que la temperatura subiera en el WiZink. Para ello, nada mejor que 4 besos y sí, no faltaron en el escenario.

Nada teníamos más claro que el momento más emotivo de la noche sería de la mano de El Dragón, una balada que escribió de camino a Buenos Aires. Para ello, Mimi optó por un cambio de look, el segundo de los tres que había preparado, y muy emocionada se dispuso a cantar este tema. Sus bailarines, que dieron la talla desde el primer segundo, entraron al escenario para acompañarla y al ritmo de Mamá me da miedo quedarme atrás. Quedarme ahí abajo con ansiedad, Lola se elevó en una estructura con forma de alas de dragón. Todavía desde las alturas, volvió a recuperar la magia del WiZink y habló de Corazones rotos, Mujer Bruja, Santería y varias versiones en electrónica de sus canciones, las cuales dieron paso a Ultravioleta. Lola Índigo tenía ganas y reconoció que toda la puesta en escena se creó a la vez que el disco. Justo eso le hizo viajar en el tiempo y contar que alguien una vez le dijo que «no necesitaban» tantos elementos para un show, ante lo que la granadina contestó: «No lo necesitamos, pero creo que nos lo merecemos».

